Llevar a nuestro hijo al psicólogo no quiere decir ni que tenga un trastorno mental, ni un problema gravísimo, ni que vaya a tener repercusiones en el futuro ni que nosotros seamos malos padres.
Los niños vienen sin libro de instrucciones y los padres lo hacemos lo mejor que sabemos, pero a veces simplemente necesitamos el consejo y asesoramiento de un profesional que esté especializado con la dificultad con la que topamos, ya sea que no pronuncia bien la RR y entonces asistiríamos a un logopeda, o que tiene los pies planos y entonces iríamos a un podólogo, o que se pelea mucho en el cole y entonces iríamos a un psicólogo infantil.
¿Cuándo es necesario llevar a nuestro niño a un psicólogo?
- Cuando vemos que el niño sufre, que lo pasa mal, que no está a gusto… y esto se mantiene durante un largo tiempo y es difícil de consolar.
- Cuando vemos que le cuesta relacionarse con otros niños, que prefiere siempre jugar solo, que en el parque no se acerca a los otros niños, rehúsa ir a fiesta de cumpleaños…etc.
- Cuando hay un cambio brusco en su conducta: de pronto dejan de hablar, ya no quieren hacer algo que antes les encantaba, se muestran distantes con nosotros, retraídos.
- Cuando presentan mucha agresividad y una dificultad en el control de sus impulsos, y en tolerar las situaciones que les frustran.
- Cuando desafían a la autoridad de manera sistemática y tienen comportamientos crueles y agresivos hacia animales, niños o personas vulnerables.
- Cuando el niño ha pasado por una situación potencialmente traumática, como la muerte de un familiar muy cercano o el bulling en el colegio. Los niños no hablan de lo que sienten, no saben bien expresar qué les está pasando pero eso no implica que no les afecte.