Los primeros años de vida son esenciales para establecer la base de la sana autoestima en un niño. En estos años el niño se crea una imagen de quien es y de cómo es el mundo y que se puede esperar de él. Es importante que seamos sensibles a sus necesidades y les mandemos mensajes positivos.
1. Establecer metas y expectativas adecuadas a la edad del niño. No intentar que se hagan mayores antes de tiempo, o que sean los primeros en leer, o que sepan jugar a juegos de mayores… Eso solo nos hace bien a nuestro ego como padres, pero no a nuestros hijos que se pueden frustrar porque no “llegan” y no saben hacer lo que sus padres esperan de ellos.
2. Potenciar su autonomía y su seguridad en sí mismo, otorgarles pequeñas responsabilidades y funciones que el niño pueda realizar y con ello se pueda sentir útil. Podemos invitarles a que nos ayuden a preparar la comida, o que pongan la mesa.
3. Animarles y reforzarles cuando consigan las cosas y las hagan bien. “Muy bien cariño, te has vestido tu solito super bien”
4. Dejarle que aprenda a tomar decisiones, por ejemplo que elija la película que quiere ver, o el juego al que vamos a jugar.
5. No compararle con otros niños, hermanos, primos o gemelo/mellizo. “¿Has visto que bueno es Sergio? Podías ser como el”
6. Crear situaciones en las que el niño pueda salir airoso, en función de su capacidad.
7. No utilizar palabras como “siempre” y “nunca”. Cuando le regañemos valoramos su conducta pero no su calidad como persona. Evitemos frases como “eres malo” , es preferible decir “eso que has hecho está mal”
8. Enseñarle a pedir ayuda si no puede hacer algo.
9. Enseñarle que sentir miedo o tristeza o enfado no es malo, que puede expresarlo y nosotros estaremos ahí para escucharle y ayudarle si lo necesita.
10. Corregir sus frases negativas (“No puedo hacerlo”) y sustituirlas por frases positivas (“Casi me sale, ¡voy a intentarlo de nuevo!”).