
Es importante que te escuches como te hablas a ti misma, el diálogo interno que tienes contigo misma. También fíjate como hablas de ti a los demás. Si cuando te comunicas con tus amistades y compañeros estás proyectando una sensación de fortaleza o de debilidad. Si te estás enjuiciando o por el contrario justificando, si te estás tirando por tierra o magnificando.
Y te propongo estos cambios:
- “Elijo en vez de Tengo que”:
Si cuando comemos, primero somos conscientes de lo que estamos haciendo, y luego vamos “eligiendo” comer esto o aquello, o mas de esto y menos de aquello, en vez de comer pensando tengo que comer esto o aquello, tendremos una predisposición mejor y nuestros órganos funcionarán mejor, digeriremos mejor, y nos sentará mejor.
- “No lo haré/no quiero” en vez de “no puedo”:
Escucharos decir “no quiero dejar de comer helado”, en vez de “no puedo dejar de comer helado”. En el primer caso tu eres libre para tomar la decisión frente al segundo caso en la que “estás encadenado” estás en posición de víctima. Las victimas se dejan arrastrar por las circunstancias, digo se dejan porque uno siempre tiene la posibilidad de intentar algo diferente.
- “Quiero” en vez de “debo”
“Quiero”, denota voluntad en vez de rebeldía que es lo que nos produce el “debo”: Cuantos de nosotros nos hemos pillado diciendo “es que no tengo voluntad”, “se que debo hacer esto o aquello pero no puedo”. Y cuantos nos hemos pillado buscando la manera de no hacer lo que sabemos que “debemos” o mejor dicho nos conviene hacer.
- Y por último el uso de “Y” en vez de “pero”
Cuando nos excusamos o justificamos diciéndonos “sí, pero es tan difícil” o “es cierto pero me cuesta tanto”, nos da una sensación de resistencia, de frustración. Al decir “y es tan difícil”; “y me cuesta tanto” cambia nuestro estado de frustración a aceptación de nuestro problema, que es un paso importante en el proceso de cambio.