Berne pensaba que cuando nacemos todas las personas son básicamente OK (“guay”), valiosas y respetables. Para resolver sus dificultades pueden usar sus estados del yo y especialmente el Adulto de modo que resuelva los problemas usando todas las opciones posibles o disponibles en cada situación. No obstante con frecuencia las personas se aferran a creencias que suponen algún tipo de connotación distinta de yo soy OK (“guay”) y basándose en esas creencias se autolimitan en su desarrollo saludable incluso físico, en el uso de las distintas opciones o posibilidades de resolver los problemas y se involucran en transacciones repetitivas que conducen a resultados improductivos o incluso dañinos para sí mismo o para los otros, pero que confirman dichas creencias. Son los rackets (malos rollos) y los juegos psicológicos y de poder.
Estas dificultades (patología) tienen su origen en las reacciones de supervivencia, conclusiones y decisiones que la persona ha tenido que adoptar desde la infancia para sobrevivir en su familia y en su medio social y cultural con el fin de mantener la vinculación y el contacto. Con frecuencia sus padres (u otras personas mayores o de influencia) los han expuesto a mandatos poderosos y a atribuciones y ellos, para sobrevivir en esa situación, han decidido aceptarlos, con los consiguientes efectos dañinos de largo alcance.
De esta manera, las personas, en su vida temprana llegan a conclusiones sobre sí mismo, sobre los otros y sobre la vida que la hacen predecible; “la vida es… corta, larga, saludable, insana, feliz, infeliz, deprimida, enojada, exitosa, fracasada, activa o pasiva…”.
Cuando estas conclusiones son autolimitadoras en cuanto a su desarrollo, incluso físico, en cuanto a las posibilidades de resolver los problemas, cuando van en su propio detrimento o de los otros, y cuando luego la persona tiende a distorsionar la percepción de la realidad y a intentar repetidamente que la vida encaje en estas conclusiones, decimos que la persona está siguiendo su guión de vida.