psicologia energetica

Mi camino hacia la Psicología Energética

Con base en mi experiencia y en la de aquellas personas que vengo acompañando puedo decir que trabajar en nuestro campo energético es tan importante como trabajar en nuestro campo mental, ambos se reclaman en un proceso terapéutico, tal como postula la Psicología Energética.

¿Qué hacemos al operar en la clínica? ¿Qué sucede cuando las palabras quedan ausentes o no conducen a un acto creativo y liberador? ¿Los terapeutas que trabajamos solo desde el campo mental tendremos que quedar destinados a una posición pasiva al observar que los cuerpos soportan lo que las psiques se ven impedidas de elaborar?

Estas, entre otras, fueron las preguntas que me habilitaron a ir en busca de nuevas posibilidades. De quebrar, o al menos cuestionar, esa frontera epistemológica y metodológica que aún separa lo psíquico de lo corporal. ¿Solo la mente gobierna lo que acontece en la vida de un/una sujeto? Favorablemente, al parecer, no es así.

Hoy soy de las que cree que al menos podemos interrogar aquellas creencias tan instaladas que aún se encuentran en mucha gente y que les hace pensar y sentir que sus asuntos afectivos no tienen solución y lo máximo que pueden hacer es aprender a evitarlos o convivir con ellos de la mejor manera posible, o que sanar requiere de mucho tiempo y muchos/as se dan por vencidos/as a mitad de camino o ni siquiera lo intentan, o muchos/as otro/as que no disponen de los medios económicos para afrontar tratamientos largos en el tiempo buscan otras alternativas.

¿En tanto terapeutas de la salud mental sólo en estos parámetros podemos ejercer nuestra práctica? ¿Habrá alguna respuesta que podemos dar para aquellos que quedan por fuera del dispositivo terapéutico?

Quizás, en el campo energético encontremos una posible solución a estas dificultades y a las resistencias que inevitablemente se imponen en un proceso de sanación. Cierto es que hay límites que se nos imponen y que solo es una ilusión creer que siempre “querer es poder”, como suele expresarse en estos últimos tiempos al estilo frase slogan.

Pero, ello no impide que podamos darnos el espacio, al menos para investigar, qué nos sucedería al trabajar nuestra energía desde una perspectiva terapéutica y formal, tal como lo propone la Psicología Energética, la cual no cumple la función de anular la palabra, más bien, por intención tiene integrarse a ella, ofreciendo en una o algunas sesiones ciertas herramientas como la EFT para que la gente, al menos, cuente con recursos que los liberen de ciertos bloqueos emocionales si se ven impedidos de costearse un tratamiento.

Luego de varios años de trabajo clínico he observado a las personas padecer, sufrir, atravesar por muchas sesiones y por muchos años de tratamiento para sentirse mejor, para tomar nuevas decisiones, etc. En tanto terapeutas escuchamos e intervenimos a partir de lo que cada quien pueda sostener. Esto nos ubica en un lugar de cierto dolor y espera, que muchas veces es funcional y necesario, pero quizás otras veces, a lo mejor, podríamos proponer algo más para que el proceso terapéutico opere con mayor eficacia y amplíe su función preventiva en el mientras tanto de elaboración psíquica.

Parece ser que las teorías ortodoxas sostienen que tanto los acontecimientos negativos como los positivos quedan justificados como fruto del “azar”. Cuando alguien en proceso de terapia genera un cambio favorable y eso trae aparejado algo bueno en su vida, ese alguien interpreta que ese cambio azaroso fue producto de lo que trabajó en su terapia o de la buena suerte.

En cierto sentido podemos decir que sí, pero, ¿no será que en vez del azar o la buena suerte es el estado del campo electromagnético de ese alguien que al elevarse produjo el cambio? La física cuántica, base teórica de las terapias energéticas, así lo sostiene. Azar y frecuencia electromagnética están profundamente entrelazadas. Mayor consciencia electromagnética menos azar, menor consciencia electromagnética más azar.

Según mis investigaciones el sistema energético corporal, en muchas ocasiones, ejerce un gran dominio en nuestras decisiones y comportamientos. Si bien en occidente, al concepto de energía corporal se lo suele asociar a tratamientos no convencionales, a métodos de autoayuda y a corrientes llamadas esotéricas, lo cierto es que las terapias formales como la bioenergética, o los abordajes corporales desde una perspectiva psicoanalítica están vigentes desde mucho tiempo, por cierto, no sin críticas. Las últimas investigaciones en Neurociencia o las jóvenes ciencias como la Epigenética, las herramientas como la EFT o la Psicología Energética, entre otras, habilitan situar el funcionamiento energético corporal bajo fundamentos científicos, enriqueciendo de este modo la práctica clínica.

Con base en mi experiencia y en la de aquellas personas que vengo acompañando puedo decir que trabajar en nuestro campo energético es tan importante como trabajar en nuestro campo mental, ambos se reclaman en un proceso terapéutico. Cierto es que las terapias tienen sus límites y no lo pueden todo, pero si nos atrevemos a integrar ambas corrientes seremos testigos de cambios muy favorables y benéficos en nuestras vidas y en la de aquellos que ponen su confianza en nuestro espacio de atención.

Cómo se trabaja desde la Psicología Energética

 

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