Establecer, y posteriormente mantener, los límites de nuestra vida es esencial y una de las primeras cosas que deberíamos aprender porque nos diferencian de los demás, son parte de nuestra salud emocional. Los límites nos ayudan a llevarnos mejor con los demás pero también con nosotros mismos, porque nos ayudan a ver quienes somos, lo que queremos, lo que necesitamos y hasta donde queremos o podemos llegar.
Los primeros límites que ponemos son los límites físicos, pues cada uno decidimos quien nos toca y cada persona tiene los suyos propios. Hay personas a las que les gusta abrazar y ser tocadas, y otras personas que prefieren establecer límites más distantes y no se sienten cómodas si les tocan.
Después están los límites emocionales que se refieren a lo que estamos dispuestos a aguantar, a recibir, que incluyen nuestras emociones, deseos y pensamientos.Y tienen que ver con nuestra capacidad de elegir libremente.
Los niños a los 18 meses empiezan a querer establecer sus límites, y comienzan a hacerlo diciendo “no”. Lo digo siempre… los niños son muy sabios y saben que necesitan poner sus límites para autodefinirse y empezar a establecer su identidad.
Cuando una persona decide por nosotros eso se llama control, y las personas controladoras no aceptan las diferencias. Entonces como no aceptan que eres distinto ellos te dicen lo que tienes que pensar, hacer, decidir… Entonces en ese aspecto hay que tener cuidado, especialmente si eres de los que idealizan a los demás y tienes la tendencia a darle el control de tu vida a los demás para que decidan por ti.
Nosotros tenemos que hacernos cargo de nosotros. También decidimos contestar lo que queremos contestar. Hay gente por ejemplo que se pone a hacer preguntas de tu vida privada, y ahí uno tiene la libertad y el derecho de elegir que contesta o que no contesta. Entonces hay que aprender a establecer límites para respetarnos y aumentar la autoestima, porque esto es muy importante, la gente nos trata de acuerdo a como le enseñamos nosotros que nos trate.
Consejos:
- Date cuenta de lo que necesitas, de lo que sientes. ¿Qué es importante para ti? ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te hace daño?
- Analiza tus creencias, ¿en qué crees?
- Delimita tus límites de acuerdo a tus valores, tus necesidades y tus creencias.
- Aprende a decir “no” cuando alguien intente sobrepasar tus límites. No hagas concesiones, sino las personas se acostumbrarán a que pueden saltarse tus límites.
- Informa a los demás de cuales son tus límites, y las consecuencias que pueden tener si se los saltan. Si los demás no conocen la existencia de los límites y luego les castigas por no haberlos respetado, no entenderán qué ha pasado. Por ejemplo: “No me hace sentir bien que me grites. Si me vuelves a gritar terminaré la conversación y colgaré el teléfono”