Goldstein sugiere tres ejercicios basados en el mindfulness para aprender a relacionarnos con el dolor desde otra perspectiva. También señala la importancia de darnos cuenta de qué nos funciona y de qué no pues cada persona somos diferentes y no hay nadie que sepa mejor que tú lo que es más conveniente para tu cuerpo.
La primera estrategia es el Escaneo Corporal, que se trata de prestar atención a cada parte de nuestro cuerpo. Esto implica prestar atención a determinadas partes del cuerpo a las cuales nuestro cerebro no quiere prestar atención, pero haciéndolo, en vez de reaccionar al dolor esta práctica nos enseña que podemos tolerar el dolor.
La segunda estrategia es la RESPIRACIÓN. Cuando el dolor se vuelve más intenso, nuestro cerebro suele reaccionar automáticamente con pensamiento como “no puedo soportarlo, lo odio, ¿qué voy a hacer?”. Aunque es muy difícil parar esos primeros pensamientos negativos al principio, puedes aprender a calmar tu mente y centrarte en la respiración.
En esos momentos prueba simplemente a respirar, diciéndote a ti mismo “inhalo” y “exhalo” durante unos minutos.
La tercera estrategia es SENTIR el dolor, concentrar nuestra atención en el dolor en vez de huir de él, sentirlo, ver dónde está, qué forma tiene, qué color o qué textura. Dejarnos llevar por esa sensación mientras respiramos. Al contrario de lo que se piensa, cuando hacemos esto el dolor baja en intensidad.
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