Muchos de los autores relevantes en la Psicología Positiva se niegan, prudentemente, a hacer predicciones sobre el futuro de la misma (Csikszentmihalyi, 2003; Harvey y Pauwels, 2003; King, 2003). Me gustaría atreverme a ir más allá de la prudencia para recoger la, a mi juicio, acertada idea de Vázquez (2006) y Linley et al (2006) sobre la Psicología Positiva: ?lo que ahora tiene de movimiento o, si se quiere, de moda, acabará disolviéndose sin más estridencias dentro del quehacer de la Psicología?.
Linley et al (2006) señalan que la Psicología Positiva está ahora mismo en una encrucijada, con tres posibles caminos abiertos ante ella. El primero es su desaparición o integración plena en la Psicología, como consecuencia de dejar de ser necesaria al haber conseguido su propósito: que la Psicología aprecie plenamente todo el rango del funcionamiento humano, incluido el óptimo funcionamiento (Diener, 2003). El segundo posible camino es su continuación como un área de investigación especializada y centrada en temas como la felicidad y las fortalezas humanas. El tercer camino es continuar como una especialidad progresivamente marginada, cerrada al trabajo principal de la Psicología.
Yo aún me atrevo a decir más: probablemente siga el primer camino, y el campo concreto en el que los contenidos y aportaciones más valiosas de la Psicología Positiva se pueden disolver o en el que se puede integrar es la Psicología de la Salud. La Psicología Positiva es, en mi opinión, una acertada (que no nueva) llamada de atención hacia el campo de la promoción de la salud, uno de las áreas prioritarias de estudio de la Psicología de la Salud tal y como se definió en 1978.
Gran parte de los contenidos y objetivos de la Psicología Positiva coinciden con los de la Psicología de la Salud: la salud, el bienestar, la calidad de vida y el estudio de las variables relacionadas con ellos. Más de 20 años antes del nacimiento de la Psicología Positiva, la Psicología de la Salud ya estaba empezando a hablar de ?salud positiva? entendiéndola como algo más que la ausencia de enfermedad, sino como bienestar personal, físico y social. ¿No es este el objetivo de la Psicología Positiva?
Es probable que, paulatinamente, la parte de la Psicología Positiva que se centra en conceptos como fortalezas, virtudes, cualidades humanas, ?flow? o felicidad acabe siendo incorporada a la psicología humanista, más cercana a dicha terminología, y que el estudio sobre recursos, afrontamiento, estrategias y actitudes que facilitan y promueven la salud y el bienestar sea bienvenido e incorporado (como lo está siendo) al caudal de conocimientos ya establecidos por la Psicología de la Salud.
Artículo de María Prieto Ursua. Departamento de Psicología. Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Clínica y Salud v. 17 n.3 Madrid. Recuperado de la web: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1130-52742006000300007&script=sci_arttext
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