Cuando el organismo está activado para sobrevivir, que es la función de miedo, tiene una reacción determinada que incluye que el cuerpo deja de metabolizar, deja de digerir, por eso incluso suelta las heces que tiene en el intestino delgado y grueso y se puede producir lo que vulgarmente se dice “cagarse de miedo”
La respuesta que antiguamente se llamaba lucha – huida ahora se llama lucha-bloqueo – huida – desmayo.
En situación de exceso de miedo podemos movilizar la energía de la agresividad para luchar. Entonces vamos hacia el elemento madera, y esta es la mejor manera de afrontar el miedo, liberando la energía hacia fuera. También podemos valorar a nuestro oponente y optar por huir, liberando energía al movilizarla al salir corriendo. Si nos encontramos que no podemos ni luchar ni huir nos bloqueamos en la inseguridad e impotencia. El desmayo se produce cuando el exceso de elemento agua llega al límite en el que se convierte en el contrario, el efecto del yin y yang. El fuego se revuelve y antes de que se produzca un mal mayor se da el desmayo.
El miedo es un desequilibrio del elemento agua. El desequilibrio del elemento agua puede ser por exceso del elemento agua o por defecto del elemento agua que se da cuando el fuego o la tierra están en exceso. Con Psicología energética se estimularía el Riñon, que además al ser la reserva de energía del cuerpo estimulándolo empezamos el ciclo de generación. El punto del Riñón se utiliza siempre en Psicología Energética cuando hay situaciones extremas, como trauma, shock o bloqueo.
Las situaciones que nos hacen comer en exceso tienen más que ver con el eje enfado – preocupación que con la tristeza o miedo, pero lo que si es cierto es que la sensación de soledad y retraimiento, sí nos puede inducir a comer cuando no tenemos hambre. El aburrimiento tiene que ver con el elemento fuego, ya que el aburrimiento tiene que ver con la falta de actividad que nos agrade. La soledad tiene más que ver con el elemento agua, que es un retraimiento, pero el aburrimiento y la soledad están muy relacionados y muchas veces nos acompañamos a nosotros mismos estableciendo una relación especial con la comida. Comiendo para sentirnos acompañados.
Extraido del libro “Las emociones engordan o adelgazan” de Victoria Cadarso