Si nos referimos a los procesos de cambio que se acompañan por ejemplo en las sesiones de un coach, el “turning-point” es ese momento del proceso en el que una persona:
– ha tomado consciencia de lo que ha estado haciendo y de lo que quiere hacer
– ha resuelto las contradicciones que ese cambio le genera
– ha descubierto cómo se autosabotea y por qué
– está motivado para pasar a la acción
– cuenta con los medios adecuados
Es el momento en el que el cambio va a arrancar o se va a estancar sin que a veces se puedan identificar y/o explicar las causas del fracaso y algunos profesionales se limiten a invocar el impredecible factor humano.
La toma de consciencia que nos impulsa al cambio puede partir del deseo de cambiar una situación dolorosa, incómoda o insatisfactoria; o bien de imaginar una situación mejor que la actual que parece razonablemente posible.
Cada tipo de personalidad del Eneagrama se plantea de manera distinta lo que es “razonablemente posible” a ese respecto. La personalidad, como mecanismo de adaptación al entorno y supervivencia, se siente preparada y capaz para saltar a ese nuevo estado o se considera incapaz de lograrlo y por tanto elige permanecer en “lo malo conocido”.
Entonces, crea y gestiona un sistema propio de compensaciones alternativas que van desde la represión y el sacrificio (tipo 1) hasta la soluciones hedonistas (tipo 7), de la toma de poder (tipo 8) hasta el abandono (tipo 5), o desde el altruismo (tipo 2) al egocentrismo (tipo 4) por poner algunos ejemplos.
Todo cambio genera un beneficio pero también una pérdida, por lo que en una primera instancia, todos nosotros experimentamos algunas contradicciones internas que pueden dinamitar el proceso e impedir que avance hasta que no se resuelvan.
Necesitamos integrar los opuestos de estas contradicciones, lo que en términos de Neurociencia significa integrar el funcionamiento de distintas partes de nuestro cerebro, hacer que se sincronice la actividad neuronal de esas zonas. Por ponerlo en términos más coloquiales en base a las funciones cerebrales que estas zonas rigen, necesitamos integrar:
– nuestra emoción con nuestra cognición
– nuestro pasado con nuestro presente
– nuestro inconsciente con nuestro consciente.
Así lograremos que el cambio sea aceptado e impulsado tanto por el reptiliano, el límbico y el córtex; y que llevarlo a cabo rejuvenezca nuestro cerebro gracias a la neurogénesis y la neuroplasticidad.
En el siguiente post hablaré sobre los autosabotajes y la motivación en el proceso de cambio.
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