La ecuación de la felicidad

«Si lo supiera todo acerca de las circunstancias de tu vida (tu trabajo, tu salud, tu estado civil, tu nivel de ingresos…) podría predecir solo el 10% de tu felicidad. El 90% restante no está determinado por el mundo exterior, sino por la forma en que tu cerebro procesa dicho mundo».

 
¡Qué buena noticia! Nuestra felicidad depende de nosotros, solo de nosotros, no de tener pareja, ni de un coche, ni de la casa de nuestros sueños, o un trabajo perfecto… No, podemos ser felices incluso cuando alguna de las variables de nuestra vida no sea como nos gustaría o como la sociedad nos exige que sea.
A diario, en mi vida personal y en lo profesional, veo ejemplos de personas que la sociedad denominaría “triunfadores” y son inmensamente infelices, tienen un sentimiento de vacío y no saben qué les falta.
También tengo el ejemplo contrario en mi hermano, que es una persona feliz, y su vida no siempre es perfecta, también tiene problemas, situaciones complicadas, ha estado en trabajos que no eran su trabajo ideal, o ha tenido que dejar una empresa, ha lidiado con el fallecimiento de personas queridas… etc., vamos, esas situaciones que a todos nos pone delante la vida. Pero él siempre es feliz, tiene esa capacidad de ver lo positivo de las cosas, procesa el mundo como un lugar lleno de posibilidades, sabe ver lo bueno de cada persona, sus fortalezas en vez de sus defectos, cree en las personas y en el mundo, espera que siempre ocurra lo mejor, y se relaciona con los demás siempre con una sonrisa. Él siempre dice que es el karma, que cuando tú das alegría y amor al mundo, el mundo te devuelve lo mismo. Llámalo karma, ley de la atracción, pensamiento positivo o como quieras, pero todos esos elementos forman parte de la ecuación de la felicidad.
Y así es como se llama el libro de este mes: La ecuación de la felicidad