Las arenas movedizas de la ansiedad social

En un lejano país había un nómada que, caminando por la selva, encontró un terreno de arena y decidió quedarse allí a pasar la noche. Sin embargo, al pisar la arena empezó a hundirse. La arena no era sólida sino arena movediza. Intentó escapar, pero cada segundo resultó ser más y más difícil. Luchaba contra la arena, pero cuanto más luchaba, más se hundía.
Cuando experimentamos ansiedad, algo parecido pasa. Cuanto más intentamos luchar contra la ansiedad, o contra una emoción, un hecho o situación exterior en general, se vuelve más grande y pesada y más nos hundimos.
 
¿Qué es lo que hay que hacer para salir de las arenas movedizas?
Dado que las partículas de agua y arena tardan un tiempo en separarse después de entrar en contacto con el peso de su cuerpo, lo mejor que el nómada podría haber hecho es darse cuenta de que hay arenas movedizas lo más pronto posible y dar dos pasos hacia atrás para evitar caer. Sucede lo mismo con la ansiedad, nos damos cuenta de que estamos a punto de entrar en un círculo vicioso de ansiedad y no entramos. Al contrario, si estamos ansiosos para un evento social en concreto, cuánto más lo anticipamos e intentamos controlar la ansiedad, más ansiedad produce.
Si no hemos podido evitar caer y la arena movediza nos ha atrapado la solución es: LA ACEPTACIÓN Y PACIENCIA. Si luchamos por salir, más difícil es movernos. Por otro lado, si nos relajamos, y experimentamos las sensaciones, la física hará el resto, haciendo que nuestro cuerpo flote (por ser menos denso que la arena) y con paciencia podremos arrastrarnos hasta la salida. Del mismo modo, si ante el evento social, no entramos en pánico y modo controlador, sino que nos relajamos, aceptamos la situación y la emoción en lugar de juzgarlo, permitiéndonos así experimentarlo, entonces la mente se libera.
 
Cuento creado por Sara Roden-Scott