El cerebro se divide en el Hemisferio Derecho y el Hemisferio Izquierdo. Cada uno de ellos tiene unas funciones y tareas diferenciadas. El Hemisferio Derecho está especializado para realizar tareas visuales y espaciales, artísticas y musicales y que el Hemisferio Izquierdo está especializado para realizar tareas de tipo lógicas, verbales, analíticas y racionales.
Hay un periodo crítico en el cual se deben estimular ciertas habilidades y destrezas, y si lo hacemos pasado ese periodo costará mucho más aprenderlas o incluso en ocasiones será imposible, por ejemplo hablar, aprender otro idioma, operar con números, leer… Todas ellas son tareas del Hemisferio Izquierdo, que en nuestra cultura es lo que más se potencia y estimula a nivel educativo.
Otras actividades como dibujar, bailar, meditar, escribir un diario, la música, tocar un instrumento, hacer deporte… son tomadas como actividades de ocio ya que nos relajan, nos evaden en cierto sentido. Estas actividades corresponden al Hemisferio derecho y son la base de la creatividad, pero en nuestra cultura están menos valoradas, incluso a veces son definidas como “tonterías”. Y esto es un error, porque solo las funciones de uno de los dos hemisferios nos hace sentirnos incompletos, bien si somos super racionales, fríos y analíticos, como si somos creativos y vivimos en las nubes. Pero desarrollar los dos en su justa medida es esencial y sanísimo para sentirnos plenos y felices con nuestra vida, nuestro trabajo, nuestros proyectos y familias.
Los dos hemisferios deben trabajar en equipo, pues el derecho no solo es para “actividades de ocio” sino que nos ayuda a resolver problemas de manera creativa y novedosa, o desarrollar nuestra intuición y nuestra imaginación, ambas cosas muy útiles en el ámbito laboral para crear cosas innovadoras.
¿Pero cómo hacemos esto si nunca nos han enseñado? El sistema educativo está más basado en normas, en pasos para resolver los problemas, en instrucciones precisas. Pero podemos empezar a potenciar nuestro Hemisferio Derecho, primero con tareas sencillas como dibujar. Y en este punto podemos decir “¿Dibujar? ¡Qué tontería!” y eso será fruto de nuestra educación, pero al dibujar empezamos a percibir la realidad de otra manera, percibimos colores o sombras que antes no nos fijábamos y de esta manera estaremos aumentando nuestra capacidad de percepción que podremos generalizar a todo más adelante. Todo es una cuestión de hábitos.
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