¿Son tan complicadas las mujeres como dicen los hombres? Quizá no, pero la ciencia sugiere que son distintas de los hombres.
El impacto de del estrés, por ejemplo, no es el mismo en las conductas de hombres y de mujeres. También el espacio que ocupan las relaciones sexuales en el cerebro de ambos es distinto. En contra de lo que creíamos, la ciencia nos sugiere que el cerebro tiene sexo.
La mayor parte del amor y el sexo, aunque parezca que se concentra en los genitales, se produce en el cerebro. Es también la sede de los orgasmos. Es él quien te ayuda a ser un animal en la cama o quien apaga el deseo y la pasión.
Ahora bien, es probable que haya parejas en el mundo (y no exactamente pocas) que nunca se han sentado y tenido una larga y fructífera conversación sobre el sexo, que nunca se han tomado el tiempo de explicarse mutuamente que es lo que desean, que es lo que quieren, que fantasías tiene, cuales son las cosas con las que más cómodos se encuentra, que es lo que mayor y menor placer les da, que les gustaría intentar en algún momento y como se sienten en general con respecto a la vida sexual que están llevando.
Este libro está lleno de revelaciones: explica cómo las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres afectan a la percepción y el interés en el sexo; incluye sugerencias prácticas, por ejemplo, qué olores propician la excitación, etc.