¿Os acordáis de María y la pizza que se comió hace tres semanas? (Sino puedes leer aqui el post) Pues lo prometido es deuda, y hoy os traigo una práctica para que empecéis a ser más compasivas a través del Mindfulness con vosotras mismas a la hora de comer.
Indice de Contenido
Empecemos analizando qué es eso de la autocompasión y el Mindfulness.
Según la investigadora Kristin Neff, PhD, la autocompasión consiste en tres componentes principales:
- Bondad hacia uno mismo: Ser amable y comprensivo hacia uno mismo en las situaciones de dolor en lugar de criticarse duramente.
- Humanidad compartida: Reconocer que las experiencias personales son parte de la experiencia humana más amplia. No estamos solos.
- La atención plena: Mantener pensamientos y sensaciones dolorosas en una conciencia equilibrada en lugar de sobre identificarnos con ellos o de tratar de ignorarlos.
La investigación muestra que cuanto más comprensivos somos con nosotros mismos y cuanto más nos perdonamos, más motivados estaremos para hacer lo que tenemos que hacer para cuidar de nosotros mismos, incluyendo comer bien. Esta actitud también nos ayudará a protegernos contra “el comer emocional” que a menudo se produce cuando sentimos que hemos fracasado en nuestros esfuerzos por comer bien.
La falta de autocompasión nos cierra la puerta a poder aprender acerca de nuestros hábitos, patrones, a lo que dispara en nosotros el comer en exceso y las necesidades cuando se trata de comida. Al adoptar una actitud de perdón y de curiosidad se puede fomentar una relación sana con el comer, con la comida y con uno mismo que puede abrir la puerta a la mejora de la salud y la felicidad
Esta meditacion es un pequeño regalo
A continuación, te proponemos la siguiente actividad informal: ¿Cómo agregar una buena dosis de auto-compasión a tus comidas?
Paso 1: Abandona el pensamiento en blanco y negro.
Acepta el hecho de que una dieta sana es flexible y puede incluir una amplia variedad de alimentos, algunos de los cuales son más ricos que otros. Y algunas veces, la opción más saludable puede ser la opción más rica.
Por ejemplo, ¿cuál sería la opción más saludable en una fiesta: pizza o ensalada? La ensalada sólo es más saludable si eso es lo que realmente quieres. De lo contrario, es posible que te sientas privado y termines comiendo en exceso más tarde. Goza de tu pizza prestando plena atención. A menudo podemos llegar a sentirnos satisfechos con menos cuando lo hacemos así.
Paso 2: Toma conciencia con Mindfulness
de cómo te hablas a ti mismo cuando estás comiendo o justo después de haberlo hecho. ¿Acaso comienzan a aparecer pensamientos en tu mente que te advierten que no comas demasiado o que no comas cierto tipo de alimentos? ¿O que eres un fracaso si lo haces? Escribe lo que te dices a ti mismo y obsérvalo.
Paso 3: Responde compasivamente con Minfulness a esos pensamientos:
A: Darme cuenta del pensamiento: “uhmm, estoy pensando que otra vez lo he vuelto a hacer, que no tengo voluntad y que soy un fracaso”
B: Dar espacio para reconocer lo que produce en mi: “esto me duele y me hace sentir muy mal…”
C: Humanidad Compartida: “seguro que hay muchas personas a las que les pasa lo mismo que a mí, no estoy solo/a en esto, no solo sufro yo”
D: Frases de Bondad amorosa: “que yo pueda seguir intentando comer bien”, ” que yo pueda aceptarme tal y como soy”, ” que yo pueda permanecer tranquilo”, ” que yo pueda…”
Paso 4: Practica estas respuestas
(o las frases que construyas tu) cada vez que te descubras hablándote de forma negativa hacía a ti mismo sobre tu alimentación. Trata de llevar contigo un pequeño cuaderno con tus nuevos mensajes para referirte a lo que te sucede con la alimentación. Recuerda, la primera vez que haces algo diferente es más difícil. Por lo tanto, cada vez que lo haces, se hará más fácil.
No me voy sin antes recordaros que tenemos un maravilloso curso de Mindfulness, descúbrelo aquí