Creo que la razón primera del perdón es meramente egoísta: perdona por ti mismo, perdona porque te quieres y te cuidas, y no perdonar significa cargar con el rencor, con el resentimiento y el dolor de la ofensa recibida. No perdonar conlleva enfado, odio, tristeza… y eso en realidad solo nos hace daño a nosotros.
Perdonar es sanar, es aceptar las cosas como son, la vida y a los otros tal como se presenta aunque no nos guste, y con esa aceptación sacamos el dolor que hay en nosotros, y dejamos hueco para llenarlo con otras experiencias.
Perdonar no significa olvidar lo que nos han hecho y hacernos amigas de quien nos hizo daño, realmente el acto de personar tiene más que ver con notras mismas. Es tener la inteligencia de liberarnos del resentimiento que nos ancla en el pasado, de cerrar esa herida y no permitir que el ofensor tenga pleno éxito, en el sentido de que si no perdonamos por una situación concreta, esa situación se repite una y otra vez, se va enquistando y se puede volver un problema mucho mayor que vaya afectando a otras áreas de nuestra vida, como por ejemplo en la confianza en el mundo, en nuestra autoestima, en nuestra percepción de los demás, en nuestro grado de generosidad…
Perdona a los demás para expresar toda tu grandeza y ser más libre.
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