El Counseling es de base, una actitud y una forma de establecer comunicación auténtica. Las cualidades fundamentales que lo sustentan son el respeto, la escucha activa, la empatía, la presencia, la aceptación, la acogida, y la congruencia, dejando a un lado el juicio, y ofreciendo un espacio al otro donde ser él mismo y expresar aquello que necesite ser expresado.
Integrarlo en nuestro modo de relacionarnos sería un gran aporte en nuestras vidas, y supondría una toma de conciencia diaria. Posicionarse en una actitud de apertura, observación y escucha, no sólo puede ayudar a otros, si no que nos aporta beneficios a nosotros mismos, al extender esa posición también hacia nuestro interior y aquello que nos refleja en otros.
En el caso de dedicarse a la terapia, es fundamental instalar ese estado de observación permanente en tu persona. El trabajo interior es infinito, pero sólo atravesando y atreviéndose a mirarse uno mismo, y tomar conciencia de los propios conflictos, se puede empatizar y ofrecer ayuda honesta. La ayuda es en dos direcciones, cada persona a la que acompañas trae un regalo para ti y tu desarrollo personal. Ganas asertividad, comprensión y tolerancia. Y tu autoestima aumenta al sentir que ese espacio que ofreces, verdaderamente es de utilidad.
La traducción del inglés no se adapta del todo, pues el counseling es algo más que un “asesoramiento”. El encuentro entre el counselor y el cliente tiene lugar en un entorno privado, confidencial de tú a tú. No se ofrecen consejos ni tiene una línea directiva. No hay juicio, ni manipulación. En ese espacio de respeto y escucha, se acompaña a la persona a darse cuenta de sus propios conflictos. Para ello, se le permite expresar libre y abiertamente, de modo diferente a cómo normalmente nos comunicamos con los familiares, amigos o conocidos. En ese espacio sagrado que se establece, el counselor animará a la expresión de los sentimientos, y emociones y sabrá REFLEJAR de manera óptima lo que el cliente expresa sin hacer que éste se sienta incómodo o abrumado. Es un proceso suave, no invasivo, ni confrontativo. Sólo en ese clima de confianza, y seguridad se da la apertura total. El counselor ayudará a ver opciones disponibles, o simplemente a darse cuenta de las posibilidades, que subyacen quizá en lo que el cliente expresa desde el inconsciente, haciéndolo consciente.
El counseling es un modelo que considera que existe un aprendizaje nuevo en cada proceso de terapia. Es preventivo, superficial y breve. Brinda ayuda a personas normales, con sus crisis y problemas cotidianos. Ofrece apoyo emocional. Y se enfoca en lo sano, y en los potenciales innatos de cada persona. Suelen ser sesiones cortas, aunque también se pueden alargar si el cliente lo requiere así como en la psicoterapia convencional. Es en realidad, la base de la mayoría de las psicoterapias. Aunque éstas van más dirigidas al tratamiento y siguen una línea más hacia la curación de temas más arraigados, o patológicos.
Su origen parte de los años 30 en E.E.U.U. con Carls Rogers que abre una vía diferente a la habitual de la psicología clínica. El counseling está inmerso en la tercera corriente de la psicología, la humanista. Que pone el acento en la propia capacidad del ser humano y ofrece una visión en conjunto. El cuerpo y mente no son entidades separadas. Según él hay dos estructuras en la personalidad: El Campo experiencial, y el Self (Yo Soy).
Las reglas básicas del Counseling que siempre deben estar presentes, son: La atención plena, la presencia, en el aquí y el ahora, escuchar activamente (lo que dice, lo que no dice a través de otros tipos de expresión además de la verbal…) no interrumpir, ser empático (que no es lo mismo que sentir simpatía o hacer nuestras sus emociones), no dar consejos ni charlas o recetas, no preguntar “Por qué” si no “Cómo…”, no interpretar o prejuzgar, no asumir la responsabilidad del otro que es quien debe hacer su propio trabajo, y poner el foco de atención principalmente en los sentimientos y /o emociones.
Las defensas pueden ser suponer una dificultad. Tomar conciencia de nuestras propias dificultades a la hora de escuchar activamente es importante para poder prestarles atención. Algunas de ellas serían: Dar consejos, diagnósticos, querer tener la razón, comparar, cambiar de tema si algo nos incomoda, asociación, filtrar, identificarnos, pretender la adivinación, caer en el juicio, apaciguar, ensayar lo que vas a decir tú mientras escuchas, adoptar una posición de oposición como patrón, hacer de menos con expresiones como “no es para tanto, lo vas a superar…”
LAS TÉCNICAS: La de la concordancia (acogida, crear ambiente propicio), la de estructuración (Información, definición de roles, evitación malos entendidos), Iniciación (ajuste del comienzo), Reflejo (hacer de espejo reflejando aquello que el cliente expresa).
Tipos de reflejo según el lugar dónde ponemos el foco: al contenido (datos y vacíos), a la emoción (qué le hace sentir lo que cuenta), al significado (interpretación del cliente, no la del counselor). Pueden ser inmediatos, o sumario. No se trata de bombardear a reflejos, si no hacer los oportunos. Así como tomar conciencia de la importancia de los silencios y los ritmos.
Metodología dentro del proceso de counseling: Técnica de aceptación (asentir, presencia), clarificación (aclaración temas confusos), aliento (reflejar habilidades y logros, impulso), general alternativas (tormenta de ideas…), resumen periódico (síntesis de retorno clarificadora), confrontación (señalamiento de incoherencias, identificación de las defensas…), interpretación (que el cliente se interprete a sí mismo), cierre.
- Nota: El counseling directivo sería el coaching. En el que se marcan objetivos y estrategias específicas y el coach acompaña en el proceso de la consecución de los mismos.