Descubrí la numerología por casualidad y resultó para mí toda una revelación. Compré un libro hace unos 15 años y me di cuenta, con el simple hecho de hacer sencillos cálculos, podía conocerme más. Primero experimenté conmigo misma y me sorprendí al verme retratada en mi nombre, apellidos y fecha de nacimiento. Después seguí experimentando, estudiando y observando y tome como conejillos de indias a familia y amigos lo que me ayudó a no solo comprender como eran sino a aceptarlos tal y como habían sido creados. Fue como una llave que abriera uno de los sellos de la percepción. Empecé a mirar a las personas sin prejuicios y a valorarlos y valorarme como diseños divinos que somos.
Esto me inquietó y seguí buscando. Quería saber de donde venía esta filosofía y quien la había inventado y descubrí la mística sagrada de la Cábala de los hebreos y la filosofía de los griegos.
La Numerología se remonta a más de 6.000 años de antigüedad con los babilonios y los sumerios, su aplicación y significado ha ido evolucionando y especializándose a través de la historia y de los pueblos indoeuropeos hasta nuestros días.
Los primeros que identificaron la vibración de las letras fueros los antiguos hebreos. Ellos consideraban y consideran su alfabeto sagrado ya que según su doctrina éste fue dado por Dios a las 12 tribus de Israel. Cada letra tiene una vibración sonora que puede ser medida en cifras y que a través de permutaciones pueden crear palabras con un trasfondo místico y profundo.
Los griegos a través del maestro de maestros Pitágoras condensaron filosofías de diferentes pueblos como eran los judíos, babilonios, sumerios y egipcios. La escuela de Pitágoras dividía sus adeptos en matemáticos y acusmáticos. Los primeros se ceñían al campo científico como lo eran el cálculo, la geometría y la astronomía y los segundos mantuvieron el aspecto místico de sus doctrinas entre las que se encontraba la música y la numerología.
Esta filosofía exponía a través de la observación y el cálculo que toda la naturaleza puede ser expresada en números ya que toda la naturaleza es pura energía en constante vibración. Esto nos incluye a nosotros como parte intrínseca de la misma.
Los números que conferían la naturaleza del universo eran 9, contando desde el 1 que es el principio al 9 que representaba el final del camino. El concepto del 0 no apareció hasta siglos posteriores como necesidad de establecer medidas de cantidad. Todos los números con los que se miden los movimientos planetarios, la física o incluso la valoración de los diferentes átomos, aunque sean exponentes, unidades, centenas, millares o decenas, se basan solo en estos 9 números y en sus combinaciones infinitas
¿Pero qué información extraemos de un estudio numerológico?
La base principal de un estudio numerológico son la fecha de nacimiento, el nombre, los dos apellidos y el apodo por el que nos llaman o nos hacemos llamar.
Cada valor que se extrae de cada letra, su combinación y posterior reducción nos indican las facetas de personalidad y retos con los que se va a encontrar la persona.
La fecha de nacimiento nos habla de las lecciones que cada uno tiene que aprender en el curso de su vida, así como de las barreras que tiene que salvar para llegar a su objetivo y cual es su vibración de partida. Esta información nos ayuda también en la elección de nuestra actividad y/o profesión.
Para algunos pueblos el nombre era tan sagrado que al niño que nacía se le daba un nombre llamado “nombre de leche” que no era suyo. Solo se le daba el nombre definitivo cuando llegaba a una edad determinada. Se le observaba en su crecimiento y desarrollo de la personalidad y cuando llegaba su tiempo de iniciación o paso a la edad adulta se le asignaba un nombre cuya vibración estaba en sincronía con su personalidad y con las cualidades que desarrollaría de adulto. Actualmente el nombre se ha convertido en un distintivo necesario desde el nacimiento pero no somos conscientes de que el sonido que se emite cuando se nos nombra nos confiere una vibración que afecta a nuestra personalidad y emociones. Su valor describe una parte de nosotros esencial que es nuestra forma de ser y de expresarnos en el mundo que nos rodea.
El cálculo del nombre completo se divide en tres fases de cálculo: las vocales, las consonantes y en tercer lugar la suma de ambos. Cada resultado nos da información de cómo nos comunicamos, como somos en realidad internamente y como nos ven los otros.
Las vocales del nombre y de los apellidos nos proporcionan información sobre nuestra verdadera personalidad. Ese yo íntimo que solo nosotros conocemos, la verdadera personalidad. En numerología kármica este dato nos habla también de lo que traemos aprendido y experimentado.
Las consonantes nos indican como nos ven los demás, cómo aparecemos a la gente y cómo estos nos perciben y qué esperan de nosotros. Sería el traje que nos ponemos o el papel que adoptamos cuando salimos a escena.
La suma de ambas nos habla de nuestra misión. Qué es lo que he venido a manifestar, cual es el camino que tengo que recorrer y qué debo conseguir como ser humano. También nos informa de cual es nuestro perfil psicológico y como nos expresamos en todas las áreas de la existencia. El número resultante de su cálculo representa la unión entre lo que heredamos, lo que somos, como actuamos y como actuamos ante los demás.
Dentro de una carta personal, a parte de toda esta información esencial se analiza cuales son las cualidades y retos heredados de nuestros padres y estos – si se dispone de la información – de los suyos, proporcionándonos una foto global de cómo somos, que traemos con nosotros y qué deberíamos realizar en esta vida.
Cada número tiene una cualidad tanto positiva como negativa. Todo dependerá del uso que hagamos de su energía. Cada uno de los 9 números principales tiene una descripción vibracional esencial. Cuando estos números principales se combinan forman dígitos dobles que proporcionan una descripción más completa a una carta.