A menudo el concepto del perdón está dirigido a los demás, perdonar a aquellos que nos hacen daño. Pero ¿qué ocurre con el perdón a nosotros mismos? ¿Cómo nos afecta no aceptarnos y no perdonarnos? ¿Cómo nos va drenando la culpa y la vergüenza?
Nos podemos sentir culpables cuando hacemos algo que hiere a otra persona y que va en contra de nuestros valores. Eso es un sentimiento sano, que nos pone en contacto con nosotros mismos, que nos hace ver que nos hemos equivocado y hemos hecho algo en contra de lo que creemos. Nos sirve para aprender, crecer y evitar volver a equivocarnos.
El problema viene cuando se vuelve crónico y lo utilizamos para castigarnos a nosotros mismos. Y a eso se le une el sentimiento de vergüenza de nosotros mismos, que se sustenta en una creencia de que no somos buenos ni valiosos. Este estado nos lleva a criticarnos a nosotros mismos, a dejar de cuidarnos, a tener comportamiento autodestructivos, a buscar el perfeccionismo, a provocar una ira interna que a veces explota contra los demás.
Te propongo un ejercicio:
- Escribe una lista de personas a las que has hecho daño y describe cómo les hiciste daño.
- Después, ve uno por uno escribiendo cómo fue la situación y las causas o razones por las que realizaste la acción que hizo daño (o en algunos casos será lo que no hiciste para evitar el daño).
- Reflexiona en qué te llevó a actuar de la manera que lo hiciste (tu infancia, tu historia pasada, tu aprendizaje, tus modelos, tus adicciones, las circunstancias que estabas viviendo, una enfermedad, problemas económicos…)
- Ahora pregúntate por qué no te paraste a ti mismo cuando estabas haciendo daño a esa persona, ¿no eras consciente del daño? ¿te odiabas tanto a ti mismo que te daba igual herir a otra persona? ¿has construido un muro a tu alrededor que te dificulta ser empático con los demás?
- ¿Cuál es el objetivo de tu culpa? ¿Qué consigues culpabilizándote y no perdonandote? ¿Te estás castigando de la manera que crees que te mereces?
- Si la conducta que te hace sentir culpable sigue dándose en el presente pregúntate: ¿quiero cambiarla? ¿cómo puedo cambiarla? Por ejemplo, si te sientes culpable porque trabajas demasiadas horas y no tienes tiempo para tu familia, ¿hay algo que puedas hacer? Si te sientes culpable porque comes demasiado chocolate, ¿qué es lo que puedes hacer?
- Habla y pide perdón a las personas a las que has hecho daño. A veces podrás conseguir su perdón y eso quizás te ayude. Otras veces esas personas no podrán o no querrán perdonarte, pero por lo menos habrás expresado lo que sientes.
- Repara tu daño cuando sea posible.
- Ahora sé compasivo contigo mismo, repitete estas palabras: Soy una persona imperfecta, y como todos los seres humanos, a veces cometemos errores que hacen daño a los demás. Me comprometo a no volver a hacerlo. Me comprendo y me perdono. Me perdono y me acepto. Me acepto y me quiero.