Uno de los fundamentos de la PNL dice que somos como pensamos: que nuestro mundo interior acaba creando nuestro mundo exterior. Y bien, entonces ¿cómo creamos ese mundo interior? Nuestra comprensión interna (mapa) de lo que ocurre afuera (territorio) no es la realidad, es simplemente una percepción limitada, distorsionada y generalizada de nuestra experiencia de vida; de ahí que usamos una útil metáfora: “el mapa no es el territorio”.
La información que recibimos de la realidad se va procesando por nuestros canales neurológicos y poco a poco las diversas experiencias que vivimos van interpretándose según nuestras creencias e ideas del mundo, de las personas y de nosotros mismos. Estas creencias no son en sí ni buenas ni malas –porque a la persona que las tiene le sirven– son limitantes o potenciadoras: nos hacen pensar que algo es posible o no lo es. Las creencias actúan como llaves que abren o cierran las puertas al cambio de conductas e ideas, de formas de ver las cosas y actuar en consecuencia, de pensar y de ser; en definitiva, son las que más determinan nuestra manera de vivir y nuestros resultados en la vida. La PNL nos facilita potentes herramientas para modificar nuestras creencias –muchas de ellas enraizadas en patrones y estrategias de pensamiento subconscientes– con el propósito de interactuar eficazmente con nuestro entorno y las personas que nos rodean.
Si quieres cambiar tu vida, empieza por mejorarte a ti mismo
Pero en las creencias no finaliza un proceso de cambio de vida. Ni siquiera centrar nuestros esfuerzos en mejorar nuestras capacidades y habilidades podría asegurarnos un cambio duradero si previamente no hacemos un trabajo más interno: sobre nuestros valores. Un valor es aquello por lo que nos esforzamos por conseguir. Pero cuidado: hay valores “virtuosos” (como la sinceridad, el coraje, la templanza…) y valores “egóticos o nocivos” (el engaño, la pereza, la cobardía…); en la medida que vivamos centrados en valores positivos podremos evolucionar, y es entonces cuando realmente se producen cambios de vida espectaculares.