Un bálsamo para Niños rotos

Como es habitual llegue nerviosa, angustiada y con retraso.

Aún más pues tuve que ir de urgencia al veterinario y clima de tormenta amenazaba mi pareja. Sofoque mis prisas y  ansiedad con un par de pitillos, una pastilla de más y cuando me sentí algo mejor,  al toro, me dije. Entré cuando todos ya se habían conocido.

Me sorprendió que solo me hubiese retrasado dos horas pues el grupo de personas que me encontré, diverso y variopinto, parecía que se conocía de toda la vida. Es más me dio la sensación de entrar a una fiesta de niños que se reían y parloteaban con los trucos de un gran mago.

En tan solo dos horas reinaba un ambiente distendido, y a pesar de que iba a ser un taller psicológico, duro, fuerte, un revulsivo de todo tipo de emociones, todos se divertían. Me esperaban y acogieron con los brazos abiertos. Me empecé a relajar y durante toda mi estancia me sentí en calma y acompañada.

Fue una vuelta a la infancia, adolescencia y madurez compartida. Un escenario real en el que se hablaba con un alma común ensangrentada que lloraba, daba puñetazos, reía expresando la tristeza, rabia, enfado. La impotencia de todos nosotros;  niños interiores heridos que no entienden por que se abuso de ellos, por que te pegaban teniendo cuidado de que no se viesen las  marcas, por que no te compraban ropa por que no dabas con el canon de belleza imperante en tu familia, por que eras un cacho de carne. Un por que sin respuesta más que “lo hicieron lo mejor que supieron”.

Niños rotos con historias verdaderas como esas que nos estremecen en el cine.

Niños rotos que durante cuatro noches y cinco días han tenido la oportunidad de sanear sus heridas y recibir todos los bálsamos y cuidados necesarios y  que a partir de ahora pueden hacer cambiar sus historias y vidas.

Ana CC

Participante al curso de ABRAZA TU NIÑO INTERIOR

Impartido por Victoria Cadarso y autor del libro del mismo titulo