Visualizar es imaginar. Cuando pensamos, imaginamos o proyectamos películas en nuestra mente. Podemos decir la palabra manzana, e inmediatamente surge la imagen de una manzana, o también podemos decirnos la palabra limón y no solo nos viene la imagen del limon, con su piel amarilla y rugosa sino que también salivamos puesto que cuando alguna vez hemos pasado la lengua por un limón sabemos que está ácido y tenemos un reflejo condicionado que nos hace salivar.
Pensar en un viaje, en una cita con alguien, un proyecto de trabajo en aquello que deseamos comprar, genera un pensamiento casi instantáneo que nos lleva a pasarnos una película compuesta de imágenes. Cuando visualizamos creamos una realidad subjetiva, es decir una realidad que sucede dentro de nosotros. La explicación de este fenómeno reside en que nuestro cerebro no distingue entre un acontecimiento real y un acontecimiento imaginado. En el libro “Psico Cibernética”, del Dr. Maxwell Maltz Maltz explica cómo funciona el cerebro: científicamente, el cerebro es nuestro “ordenador central”. Controla todas las funciones del cuerpo, tanto las conscientes (caminar, correr, leer) como las inconscientes (la respiración, los latidos del corazón, la digestión, etc.).
Cuando el cerebro percibe algo reacciona a lo que esta sucediendo dando las órdenes pertinentes al cuerpo para que responda adecuadamente. Pero puede percibir tanto sucesos objetivos que suceden en la realidad como subjetivos que pueden ser recuerdos o anticipaciones. Cuando imaginamos que algo va mal, el cerebro ordena al cuerpo la respuesta adecuada. La respuesta de estrés depende de lo que percibimos como peligro, y como lo percibimos. Se calcula que el 90% de las consultas médicas en Estados Unidos están relacionadas con el estrés.
Si visualizamos salud, prosperidad, energía o felicidad, es lo que obtendremos. Cuando queremos llevar a cabo cualquier objetivo, meta o idea lo primero que tenemos que hacer es ser capaces de imaginarlo. No hace falta que la imagen sea tan nítida como la pantalla de una televisión pero si ver con cierta claridad lo que queremos conseguir. Si a esa visualización le añadimos emoción y sensación corporal estamos añadiéndole fuerza y dirección para lograr que esas visualizaciones o ideas se cumplan.
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