Enfermedad y salud son conceptos que hacen referencia a un estado del ser humano y no a órganos o a partes del cuerpo, en todo caso pertenecen al área de la conciencia.
El cuerpo no está sano ni enfermo, sólo es un espejo donde se expresan las manifestaciones de la mente según unos, del alma, según otros. El cuerpo no hace nada por sí mismo, ni está enfermo, es el ser humano el que lo está.
Es algo similar a lo que ocurre con el dolor. El dolor lo sentimos exclusivamente en la mente, no en el cuerpo, el cuerpo sólo sirve de medio para transmitir una experiencia en ese plano.
Si cada uno de nosotros fuéramos conscientes de que participamos en la creación de nuestra propia realidad y de que esa realidad incluye el mantenimiento de nuestra salud, habríamos logrado un gran avance.
El síntoma es tanto señal como información y su aparición interrumpe el ritmo de nuestra vida y nos obliga a estar pendientes de él. Desde el momento que aparece, parece que nuestro único objetivo es eliminarlo.
Lo que en nuestro cuerpo se manifiesta como síntoma visible es la expresión visible de un proceso invisible y con su señal pretende interrumpir nuestro proceder habitual, avisarnos de una anomalía y obligarnos a hacer una indagación. Si queremos descubrir que es lo que nos señala el síntoma, tenemos que apartar la mirada de él y buscar más allá.
Por lo que el síntoma, y repito, no es más que una señal portadora de información.
Cuando se comprende y acepta esta relación, ya no consideramos al síntoma como al gran enemigo a destruir, sino como un aliado que nos puede ayudar a bucear en nosotros mismos y aprender de nuestros aciertos y errores.
¿Cuántas veces nos ha dolido la cabeza y nos hemos tomado un ibuprofeno? ¿O nos duele la espalda y nos tomamos un calmante? ¿O nos quedamos afónicos cada mes y no sabemos por qué y pensamos que quizás tenemos una laringitis crónica? Te propongo que indagues en la razón y en el origen de tus somatizaciones en vez de intentar deshacerte de los síntomas, pues si no erradicas la razón, el dolor o el malestar volverá a presentarse.
A veces en este proceso ayuda tener un terapeuta que nos vaya guiando en nuestros descubrimientos.